Por Adriana Schmorak

Sinopsis
Robert Bilott es un abogado especializado en la defensa de las industrias químicas. Interpelado por un paisano, vecino de su abuela, descubre que la campiña idílica de su infancia está envenenada por una fábrica del poderoso grupo químico Du Pont, primer empleador de la región. Con el fin de develar la verdad sobre la polución mortal producida por los desechos tóxicos de la fábrica, Bilott arriesga su carrera, su familia e, incluso, su propia vida.

Análisis
Es gracias al artículo que el periodista Nathaniel Rich publicó en el New York Times Magazine, el 6 de enero de 2016, que el director Todd Haynes tuvo la idea de filmar esta película. Dicho artículo denuncia la grave transgresión de DuPont a las reglamentaciones vigentes de protección al medio ambiente, gestionadas por la Agencia de Protección Ambiental, oficina gubernamental creada en 1970. Tres años después de la publicación del artículo de Rich, Robert Billot publicó su libro “Exposure. Poisoned Water Corporate Greed and One Lawyer’s Twenty-year battle against DuPont” (Ed.Simon & Schuster, New York, 2019), cuya investigación ayudó igualmente a Todd Haynes a realizar su filme.
“Dark Waters” es el primer filme de denuncia realizado por Todd Haynes. El cine de denuncia se consagra, sobre todo, a gente anónima, a la trayectoria y a los peligros que estos individuos afrontan cuando luchan por dar a conocer la verdad. El personaje de Rob Bilott es quien encarna a este héroe anónimo, abogado del gabinete Taft Stettinius & Hollister. Hasta entonces, este gabinete había sido contratado por las empresas petroquímicas para abogar por ellos. Lo curioso es que Bilott comenzó a investigar y poco a poco fue descubriendo que su cliente DuPont mentía respecto a sus actividades y, literalmente, decidió cruzarse a la vereda de enfrente, con todos los riesgos que ello implicaba.

Rob Bilott es un personaje solitario al inicio de la historia y, como ocurre habitualmente con el género de denuncia, los eventos que se van desarrollando no hacen más que reforzar ese aislamiento. Pero no sólo Rob Bilott queda solo, sino también el principal afectado y denunciante, Wilbur Tennant. Sus tierras son aledañas al vertedero Dry Run, donde la fábrica Washinton Works, gestionada por DuPont, vertía sus desechos tóxicos. Según el artículo de Nathaniel Rich, la empresa había acumulado 7100 toneladas de PFOA en Dry Run entre 1951 y 1990. La sustancia se infiltró en el terreno, contaminando la tierra y el agua, elementos de vital importancia tanto para la cría de ganado como para la salud humana.
El equipo escogió decorados naturales de Cincinnati, Ohio, para situar el buffet de abogados de Rob, y rodó en Parkersburg, Virginia Occidental, los campos contaminados de Wilbur Tennant. Es decir, eligieron espacios muy próximos a aquellos en donde ocurrieron los hechos. Más exactamente, una explotación agrícola de Colerain Township, próxima a Cincinnati, sustituyó la de Tennant, mientras que la pequeña ciudad vecina de Hamilton ha sido utilizada como arteria principal de Parkersburg, con sus casas y sus iglesias. Por su parte, una propiedad de Hamilton County, arreglada para dar la impresión de pertenecer a finales de los años ’90, hizo las veces de la casa de los Bilott.
Esta especificidad geográfica y temporal fue reforzada por al lenguaje visual: el director de fotografía, Edward Lachman, la encargada de los decorados, Hanna Beachler, y del vestuario, Christopher Paterson, recurrieron a una aproximación casi documental para crear una unidad entre los sitios de filmación, muy contrastados, y así subrayar su interdependencia.
Hanna Beachler encontró particularmente encantadora la oficina de Taft Stettinius & Hollister, situada en pleno corazón del distrito de negocios de Cincinnati, Ohio. Varios espacios del gabinete han sido utilizados para los decorados, como la oficina de Tom Terp, la sala de conferencias, la recepción, la sala de descanso y los corredores sinuosos.

Christopher Patterson remarcó que la ropa de trabajo de Wilbur Tennan contrasta llamativamente con los trajes de oficina del gabinete de abogados y con este espacio frío, oscuro y ordenado. En cambio, Parkersburg es un universo mucho más rico visualmente. Las personas visten ropas de tela escocesa, jeans, ropa de trabajo informal. Así, desde el punto de vista del vestuario, la fotografía y la puesta en escena, estos dos universos se distinguen visualmente, a la vez que se complementan.
Al ser filmada en invierno, la película cuenta con poca luz natural. Se ve muy oscura. Los elementos naturales, -agua, aire y tierra- cobran un tinte grisáceo, marcado por la sustancia tóxica PFOA, con la cual DuPont fabricaba el recubrimiento de Teflon de los implementos de cocina. Este elemento, aunque invisible, permea y contamina todo el paisaje, dejándolo exangüe. Por su parte, los rascacielos de Cincinnati realzan el gran poder económico de las ciudades norteamericanas.
Es especialmente interesante lo que remarca Todd Haynes en una entrevista, a propósito de los desastres ecológicos provocados por el hombre y sus consecuencias a largo plazo. “En Dark Waters, lo que al comienzo se presenta como una contaminación regional y nacional del aire y del agua, se transforma en una contaminación mundial del sistema sanguíneo, marcando así nuestra interdependencia como habitantes del planeta, sino como víctimas de los sistemas capitalistas e ideológicos. Pero en esta espantosa catástrofe provocada por el hombre, nosotros estamos ineluctablemente unidos por una suerte común y es nuestra consciencia de lo que ha pasado, lo que nos une unos a otros, en esto que es, a la vez, una lucha sin fin por la justicia y por nuestra propia supervivencia.”
La búsqueda de una justicia que castigue y repare los delitos aberrantes, cometidos contra la naturaleza y la especie humana, en función de obtener ganancias a cualquier precio, es uno de los pilares sobre los que se sostiene la acción y, además, de una candente actualidad. Los hallazgos de Rob Billot rondan los métodos nazis de experimentación con personas.
Nadan Feldman, doctorando de la Universidad Hebrea de Jerusalén, descubrió durante sus pesquisas, que el laboratorio químico alemán IG Farben, fabricante del gas letal utilizado por los nazis para el genocidio de prisioneros, en su mayoría judíos, recibió parte de su experiencia gracias a los acuerdos de intercambio de tecnología con el laboratorio americano DuPont.
El laboratorio químico con sede en Delaware utilizaba a sus propios empleados como cobayos para probar la toxicidad del material, aún sabiendo de su peligrosidad, y continuaron comercializándolo a través del revestimiento de teflón. Derramaron cantidades enormes de residuos en un terreno de Virginia Occidental, que compraron especialmente con esa finalidad
El abogado Billot presenta el caso en la justicia civil y no penal, sin embargo, es criminal lo que descubre. Después de 20 años de investigación, pudo determinar, sin lugar a duda, que la sustancia PFOA produce deformidades en los recién nacidos y cánceres de todo tipo en los adultos
El problema de la contaminación ambiental es crucial en nuestra época. Es fundamental hallar una forma de organizar una economía mundial sustentable, que se pueda consolidar dentro del ciclo natural, aplicando como fundamento el reciclaje de materiales. Una economía no contaminante que priorice la salud pública por encima del lucro.
Dice Tim Robbins -actor que encarna al jefe de Rob, Tom Terp- en referencia al abogado, héroe del filme: “Yo soy un gran optimista pues creo en el poder de un solo individuo”, y agrega, “una sola persona es capaz de detener una multitud. Una sola voz que exprese la razón puede hacer bascular la opinión pública.”
Por su parte, Anne Hathaway -actriz que interpreta a Sarah Billot- añade en el mismo sentido: “Uno de los méritos del filme es mostrar que este ser extraordinario, aún desenvolviéndose en un universo corrupto, ha sido respaldado (por su jefe). Todos juntos han podido levantar montañas (...) Nos toca a nosotros tomar decisiones. Debemos movilizarnos por el planeta, por nosotros y por los otros.”

Anexo 1: Quién es Todd Haynes, el director de “Dark Waters

Todd Haynes es un realizador y guionista americano independiente. Nacido en Los Angeles, se interesó en el arte desde su más temprana edad. Después de sus estudios en artes y en semiótica en la universidad Brown, se instaló en New York donde ha realizado el cortometraje “Supertar: The Karen Carpenter Story” (1987) en el cual ha utilizado muñecas Barbie para contar la vida y la muerte de la cantante Karen Carpenter.
Ha debutado en cine con “Poison” en 1991. Este largometraje ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cine de Sundance y ha dado nacimiento a lo que se ha dado en llamar New Queer Cinema.
Su filme “Velvet Goldmine”, oda a la época del glam-rock de inicio de los años 1970, ha sido presentado en selección oficial en el Festival de Cannes de 1998 donde a ganado el Premio Especial del Jurado.
En 2015 filmó “Carol”, adaptación de la novela homónima de Patricia Highsmith. Interpretada por Cate Blanchett y Rooney Mara, el filme ha ganado numerosas distinciones, entre las cuales seis nominaciones a los Oscars, cinco a los Golden Globes y nueve a los BAFTA. Además, fue elegido mejor filme LGBT de todos los tiempos por el British Film Institute.
Haynes rodó en 2017 “El Museo de las Maravillas” (“Wonderstruck”), sobre la base de un libro de Brian Selznick, que le ha valido varias distinciones y el premio de la asociación de críticos.

Anexo 2: Carta de la Tierra

La Carta de la Tierra es una declaración internacional de principios y propuestas de corte progresista. Esta declaración afirma que la protección medioambiental, los derechos humanos, el desarrollo igualitario y la paz son interdependientes e indivisibles.
Para el proyecto “La Carta de la Tierra” se formó una comisión, en 1997, formada por personas y organizaciones de distintas culturas y sectores que participaron en su redacción. Promovida en el entorno de las Naciones Unidas y de sus organizaciones, ha sido traducida a más de 30 lenguas desde su lanzamiento en el año 2000.
La declaración contiene un planteamiento global de los retos del planeta, así como propuestas de cambios de objetivos compartidos que pueden ayudar a resolverlos. Sin embargo, los Estados Unidos de Norteamérica se ha opuesto sistemáticamente a los tratados internacionales sobre el Medio Ambiente, por considerarlos contrarios a los intereses de su industria.
La versión final de la Carta fue aprobada por una comisión compuesta por 23 personalidades de varios continentes y presidida por el premio Novel de la Paz, Mikhaïl Gorbachov, en una reunión celebrada en la sede de la Unesco en París en marzo de 2000. El lanzamiento oficial de la Carta de la Tierra tuvo lugar en el palacio de la Paz en La Haya el 29 de junio de 2000, en un acto presidido por la reina Beatriz de Holanda.
Desde su nacimiento, y especialmente desde 2007, la Carta de la Tierra no ha dejado de crecer en respaldo formal y legitimidad. Han dado su apoyo explícito más de 5 mil organizaciones junto con multitud de adhesiones personales directas, configurando un respaldo global de millones de personas.
El texto está estructurado en torno a 4 principios básicos o angulares, desplegados en 16 principios generales, desarrollados y complementados a su vez en 61 principios de detalle o de apoyo. Todos ellos van precedidos de un Preámbulo, y finalizan con un texto de conclusión.
Los 16 principios generales, divididos en 4 principios básicos cada uno, son los siguientes:

  1. Respeto y cuidado de la vida: respetar la Tierra y la vida en toda su biodiversidad; cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor; construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas; asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras;
  2. Integridad Ecológica: proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida; evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y, cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución; adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario; impulsar el estudio de la sustentabilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido;
  3. Justicia social y económica: erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental; asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible; afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica; defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entrono natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías.
  4. Democracia, no violencia y paz: fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia; integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible; tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración; promover una cultura de tolerancia social, no violencia y paz.

La Carta finaliza con estas palabras: que el nuestro sea un tiempo que se recuerde, por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sustentabilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz; y por la alegre celebración de la vida.

El ideal colectivo propuesto por la Carta de la Tierra no es sólo el de un desarrollo sostenible centrado en el medio ambiente y en sus factores económicos y sociales, sino el de un “estilo o modo de vida” sostenible. Éste promueve el cuidado de todas las formas de vida y la responsabilidad colectiva, solidaria, frente al destino común de la tierra y la humanidad. Porque el desarrollo humano se refiere primordialmente a “ser más, no a tener más”.
Un desarrollo sostenible permite a la Tierra, conservando su belleza, su integridad y sus abundantes pero limitados recursos, satisfacer las necesidades actuales de toda la humanidad de manera incondicional. Pero lo hace de forma que la Tierra pueda reproducirse, regenerarse y continuar su evolución, como lo ha hecho durante cuatro mil quinientos millones de años, satisfaciendo así también las necesidades de futuras generaciones.

Referencias bibliográficas:
Dossier de Presse «Dark Waters»
Ig Farben, en Wikipedia
La Carta de la Tierra
“U.S. Chemical Corporation DuPont Helped Nazi Germany Because of Ideology, Israeli Researcher Says.” por Ofer Aderet en Haaretz, 2 de Mayo de 2019

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